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domingo, 15 de mayo de 2011

Flor del 15 de mayo: Causa de nuestra alegría


Festividad de San Isidro Labrador

Meditación: “Los justos se alegran, se regocijan y saltan de júbilo pensando en la Providencia y Bondad de Dios” (Salmos 32,33). Cómo no estar felices si agradamos al Señor cumpliendo Su Voluntad y viendo todo lo que El nos da. Seamos hijos dignos pues el Señor es nuestro amigo. Todo nos da, y si caminamos junto a El, todo compartiremos: Su Amor, Su Dolor y Su Crucifixión, pero felices sabiéndonos herederos del Reino de Dios.

Oración: Madre de la alegría, sé nuestra guía y haznos llevar una vida realmente digna. Haz que ésta vasija rebose de amor, fe y esperanza, pues el Señor nos acompaña. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Quinto Misterio
LA CORONACIÓN DE NUESTRA SEÑORA

Contemplación
Es la síntesis de todo el rosario, que de este modo se cierra en la alegría, en la gloria.
El gran destino que el ángel le descubrió de María, en la Anunciación, como una corriente de fuego y de luz, ha pasado uno a uno a través de todos los misterios. El pensamiento de Dios sobre nuestra salvación, que se ha hecho patente en tantos cuadros, nos ha acompañado hasta aquí y nos lleva ahora a Dios en el esplendor del cielo.
La gloria de María, Madre de Jesús y madre nuestra, toma su fulgor de la luz inaccesible de la Trinidad augusta. Vivos reflejos de ella caen sobre la Iglesia, que triunfa en los cielos, que padece en la confiada espera del purgatorio, que lucha en la tierra.

Reflexión
La reflexión ha de recaer sobre nosotros mismos; sobre nuestra vocación por la que un día seremos asociados a los ángeles y a los santos y cuyas gracias santificantes anticipa ya desde esta vida la realidad misteriosa y consoladora; ¡oh qué delicia, oh qué gloria! Somos «conciudadanos de los santos y de la familia de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo piedra angular el mismo Cristo Jesús»

Intención
La intención en este misterio es orar por la perseverancia final y por la paz sobre la tierra, que abre las puertas de la eternidad bienaventurada.
Oh María, tú ruegas con nosotros, tú ruegas por nosotros. Lo sabemos. Lo sentimos, Oh, qué realidad más deliciosa, qué gloria más soberana, en esta concordia celestial y humana de afectos, de palabras, de vida, que nos ha procurado y procura el rosario: mitigación del dolor, prueba sabrosa de paz celestial, esperanza de vida eterna.

Florecilla para este día: Valorar todo lo que Dios nos da, porque nada es mérito nuestro, todo lo bueno viene del Señor.

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