Meditación: “De Ella nació Jesús, llamado el Cristo” (Mateo 1,16). Jesús significa Salvador, y es el Cristo, es decir el Ungido, el Mesías enviado por Dios para la Salvación de Su pueblo. Y Su Madre, Madre de Cristo, del Ungido, ha sido asociada a Su Empresa Redentora. Ella es Corredentora con su amor y su dolor. También Cristo nos llama a cada uno a participar en Su grandiosa Empresa de salvar a todos los hombres.
Oración: ¡Oh Madre de Dios, oh Madre del dolor!. Como Corredentora que sos, imprime en nuestro corazón las Llagas del Señor, para participar de la Fiesta de la Salvación. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
MISTERIOS GOZOSOS
Cuarto Misterio
LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
Contemplación
Jesús, en brazos de su madre, es presentado al sacerdote, y extiende sus brazos hacia adelante. Es el encuentro de los dos Testamentos. Él, gloria del pueblo elegido, hijo de María, está dispuesto a ser «luz y revelación de las gentes». Está presente y ofrece también San José, que participa por igual en el rito de las ofrendas legales de rigor.
Reflexión e intención
De manera diferente, pero semejante en cuanto al sentido de la ofrenda, el episodio se renueva continuamente en la Iglesia, o por mejor decir, es algo constante en ella. Será muy grato contemplar, durante las diez avemarías, el campo que germina, la cosecha que se alza. «Mirad los campos que ya están amarillos para la siega». Me refiero a la alegre esperanza que se ve nacer del sacerdocio, de sus cooperadores y cooperadoras, tan numerosos en el reino de Dios, y sin embargo no suficientes aún. Jóvenes del seminario, de las casas religiosas, seminarios de misiones, y aun en las universidades católicas. ¿Por qué no aquí, si son cristianos, llamados también ellos a ser apóstoles? Y la alegre esperanza de tantas iniciativas de apostolado de los seglares, imprescindibles en el mañana. Apostolado, que, no obstante las dificultades y pruebas de su expansión, ofrece, y jamás dejará de ofrecer, un espectáculo tan conmovedor que arranca palabras de alegría y admiración.
«Luz y revelación de las gentes», gloria del pueblo elegido.
Florecilla para este día: Examinar y renovar mi consagración a Cristo y a Su Sagrado Corazón.
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